Saturday, October 31, 2009

MAIL DE JUAN VEGA

Nos llega un mail de Juan Vega que consideramos oportuno y perinente a los temas que estamos tratando, por lo cual y con su autorización procedemos a publicar.
Hola Antonio,
Primero que todo debo decir que para mi eres la persona que mas a luchado sin miedo contra la corrrupcion y la mala gestion que desde hace rato viene desarrollando la federacion Colombiana de squash. Lucha traducida en informacion para el publico en general, que desde luego atrae enemigos.
Es de admirar como tu has sacado a la luz publica muchas de las nada respetables "jugadas" que se hacen en la federacion ala cabeza de sus viejos directivos (duenos), y sus "aliados" que los apoyan segun su propia conveniencia y aspiraciones. Por esa razon Antonio, no solamente quiero felicitarte, sino tambien enviarte mi humilde apoyo moral, para que sigas haciendolo por el bien de nuestro deporte, en lo posible y eso si, sin arriesgar tu integridad.
Por otra parte quiero comentar algo sobre el tema del sr Gallegos.
Antonio, con todo el respeto que te mereces, y sin dudar en ningun momento de tus aseveraciones , me parece que tu pagina (squashcolombia.blogspot.com), no es el medio mas adecuado para hablar de ese tema. Y no es adecuado en mi opinion, por que estas tratando temas que van mas alla de lo deportivo. Aunque estes en todo tu derecho de contar lo que quieras, personalmente no creo que sea conveniente, por que con ello estas abriendo otras puertas que finalmente se deben tratar en otros espacios diferentes a los deportivos.
Finalmente, tengo una reflexion; Aunque nunca he estado de acuerdo con el anonimato que usan ciertas personas para esconderse o atacar a otras ( por que eso le quita credibilidad a lo que se dice o a lo que se afirma), se tambien que es un asunto personal y de principios el usar el anonimo como una forma de vida.
Debemos pues Antonio, respetar esa decision de algunos de usar el anonimato como mejor les paresca, ya que parecierea ser que eso forma parte de sus cimientos como personas
Cordialmente,
Juan Vega.

Monday, October 26, 2009

DEBATES Y ENEMIGOS

Hablaba sobre el blog durante el pasado Squash Tour en el Bogotá Tenis Club con Daniel Angulo (bueno, en realidad discutíamos) y yo terminé por aclararle algo que me parece fundamental en todo esto: por más que discrepemos en nuestras opiniones y en nuestra manera de ver y manejar las cosas, por más que yo escriba duramente sobre los actos de distintas personas, yo no me considero enemigo (aun si no me saludan) de estas personas. No creo que haya lugar a eso. Es simplemente una discrepancia, opiniones distintas, en algunos casos pruebas claras de malas actuaciones, pero que en todo caso no me corresponde a mi castigar, sancionar y mucho menos vengar.
¿Por qué hace usted todo esto, decía Daniel, si es claro que no ha podido, ni va a poder, cambiar nada?
La respuesta es sencilla: se trata de denunciar lo que está mal, de lograr que la gente lo vea y lo entienda, y por el otro lado, de anunciar que hay mejores posibilidades, que las cosas se pueden hacer mejor. De forma más honesta, más limpia, más clara y transparente. Eso es todo: denunciar el mal, la mentira, la hipocresía, las manipulaciones y trapacerías. Denunciarlas y demostrarlas. Y luego mostrar que las cosas se pueden hacer de forma honesta y limpia.
¿Cambiar las cosas? No tengo ese poder, que pena. En realidad creo que tengo muy poco poder fuera de decir lo que veo y descubro y procurar que lo que digo sea verdad. Lo que haya que cambiar no me corresponde a mí. Les corresponde tal vez a ustedes. O a la justicia.
Y de paso, le decía a Daniel que si no estaba de acuerdo conmigo escribiera al blog y diera su opinión. Libremente y sobre lo que fuera. Que me insultara si quería, que de todas maneras lo iba a publicar. Si ni siquiera borro los anónimos. Estoy esperando entonces su escrito, Daniel. No tenga miedo a un sano debate.
Les recordamos: si quieren escribir al blog sin que su comentario aparezca publicado, pueden hacerlo al correo anntor7@hotmail.com. Su opinión es valiosa y siempre será tenida en cuenta, aunque no concuerde con la nuestra.
Solo recuerden firmar con su nombre.

Friday, October 23, 2009

LO QUE PARECE NO ES Y LO QUE ES… NO PARECE

Sigo pensando en anónimos. En esa especie de libertad que produce el poder opinar, expresar sentimientos e ideas sin responder por ellos. Es como… caminar con una máscara sin que nadie sepa quiénes somos. Y hacer todo lo que uno quiera o se le ocurra, como una fantasía infantil. Como Batman o El Zorro. Y me pregunto, si el anónimo es una máscara, ¿qué es lo que se esconde detrás de ella? ¿No será (como en el caso de Batman o El Zorro) la propia identidad?
Me explico: las personas en el diario transcurrir utilizan una especie de disfraz. Un disfraz hecho de corrección, de decencia, de comportamiento adecuado, de madurez. ¿Saben que la palabra persona (persona, personalidad) quiere decir máscara? Las personas fingen lo que creen que les corresponde vivir. Fingen la manera de ser que aprendieron o que les impusieron en la familia, en el colegio, en la sociedad. Pero, ¿quién es en verdad cada persona? ¿Cada individuo? ¿Cada ser de estos con los que nos cruzamos, en nuestro caso, en los torneos, entrenamientos y demás actividades del squash? ¿Qué lleva por dentro? ¿Qué sueños secretos, que aberraciones, que errores, que vicios, que actividades ilícitas, que anhelos insatisfechos, que esqueletos y huesos muertos esconden en su closet, y que los hace temer, temblar de miedo de que alguien los descubra? ¿Cuál es su verdadero origen, de dónde viene? ¿Quién es en verdad cada uno de los individuos que vemos? ¿Cada uno de nosotros?
Pero esta máscara, esta “persona” que somos, que esconde la realidad y la propia identidad, a veces termina por esclavizar (según lo que esconda) y por eso el individuo busca un espacio dónde poder ser, dónde poder expresarse en libertad aunque sea por un instante. En el anónimo quizás, encuentre una libertad momentánea. Como el decente padre de familia que va en secreto a un prostíbulo o a un bar gay… todos los viernes. O como el actor de teatro al adoptar una personalidad diferente a la suya. Una personalidad que por ajena le da la libertad que anhela. Encuentra entonces su propio rostro es asumiendo personajes ficticios, personajes que la gente, su gente, sabe que no son ajenos y es por eso que puede dejar salir, sin temor y sin riesgo, lo que siempre ha llevado dentro, oculto, dormido, reprimido. ¿Cuánto hay entonces del actor en un personaje como El Cabo en el Cartel en televisión? Cuanto de sus propias características, deseos o formas de ser se expresan a través de un personaje tan crudo y vicioso como ese? ¿Cuánto de las propias crueldades, debilidades o vicios secretos?
Pues bien, tal vez el anónimo sirva un propósito similar. Tal vez le permita a la persona ser lo que en el fondo siempre ha sido pero que no se permite por miedo a la sanción social (¿será esa la temida venganza?) a que los demás conozcan su verdadera identidad, a que lo descubran y luego, si conocen su nombre, ya no pueda volver a esconderse.
Y aquí es donde encuentro un problema personal. Es que yo aprendí a vivir sin máscara. Desde hace muchos años, desde niño tal vez, me incomodó ese fingir algo que no soy. Por eso escribo firmando con mi nombre, no con un seudónimo. Con mi nombre que fue el mismo de mi padre. Y escribo lo que considero que debo escribir, sin guardar mucha prevención, sin cuidarme de si pierdo o gano lectores, si a alguien le interesa o deja de interesarle lo que soy y hago, o si me gano el cariño o el odio de los que me leen. Me cuido básicamente de que lo que escriba sea verdad. Por eso vivo mi vida de frente y sin tapujos. Y sin miedo. Por eso he echado por la calle de en medio con lo que creo, siento y pienso y por eso me he salido de este mundo, que a mí me parece oscuro y triste, pero que los hombres llaman normalidad. Y no tengo muchos amigos, claro. Pero al fin de cuentas, ¿quién los tiene?
Entiendo, sí, que no todos son así y que es por eso que temen. Temen que sus fantasmas aparezcan y los demás los conozcan. Temen que sus historias secretas salgan a la luz porque ya no podrían regresarlas al secreto. Temen que los demás conozcan su verdadero rostro, su verdadera historia, sus pasados turbulentos o su origen incierto.
Temen, y ese es el miedo del anónimo, que los demás conozcan su verdadera identidad. Esa es la venganza que los asusta: el encuentro consigo mismos.
Con La verdad.

Monday, October 19, 2009

SOBRE LOBOS Y OVEJAS

En este blog cualquiera puede expresar su opinión, aún sobre temas polémicos como el de Iván Gallegos. Pero se entiende que debe ser con honestidad, dando la cara y a nombre propio… como han hecho en otras ocasiones Juan Pablo Gaviria, Jairo Navarro, y aun Raúl Vargas Alvaro Parra y muchos otros, unos para aprobar y otros para disentir de mis opiniones sin que les haya pasado nada. Por eso no acepto la tonta afirmación de que sea el temor a una venganza razón válida para esconderse detrás de la vileza del anónimo. Además de que la afirmación en sí es cobarde, yo no tomo venganza de nadie; ni siquiera tengo el poder para hacerlo. Debato, sí, y doy con energía mis argumentos y opiniones y respondo por ellos a título individual y personal y sin representar a nadie ni escudarme en nadie, pero también doy el espacio a opiniones distintas y reconozco los valores de mis contrarios. Pero mi única arma es la verdad.
Con respecto al artículo en sí, lo pensé mucho antes de publicarlo. Si lo publiqué fue porque nos tocó vivir en carne propia lo que una persona de estas es capaz de hacer. Solo una persona con ese origen es capaz de engañar a quien le dio la mano, de planear y ocultar traiciones mientras finge amistad, de manejar dos y tres caras, de programarse a escondidas durante meses o años fingiendo afecto y lealtad para que nadie se dé cuenta de lo que hace, y luego, en el momento preciso, quitarse la máscara y, aprovechando la confianza lograda, dar el zarpazo.
Lo publiqué para que no les pueda hacer a otros lo que a nosotros nos hizo.
¿Que lo que se debe hacer es admirar a esta persona porque ha superado problemas muy graves? Pues sí, eso mismo pensaba yo cuando le di la mano y lo invité a mi empresa, a mi familia, a mi amistad hasta llegar a tomarle afecto y confiar incondicionalmente en el a pesar de su origen y sus parientes. Lo que pasa es que tarde descubrí que no había tal superación sino que todo estaba vivo: el resentimiento y el daño que su origen le habían causado lo llevaba dentro, escondido, convertido en un odio ciego, esperando el momento para atacar y aprovecharse de quienes ve más débiles, en especial de las mujeres o de quienes han llegado a considerarlo amigo. Como ocurrió en El Rancho (un problema que lleva más de 12 años). Pero claro, lo hace sin que nadie se dé cuenta porque es hábil y astuto. Tan hábil que los ha engañado a casi todos ustedes. Tan hábil que me engañó a mí durante casi 16 años y casi logra apoderarse de una empresa a la que llegó sin nada. Es que la realidad solo la ve la víctima al final, cuando el ya no necesita fingir y se quita la máscara. Cuando el daño está hecho.
No, no es una oveja en una familia de lobos como yo pensaba. Duele reconocerlo, pero es más bien el lobo mayor disfrazado de oveja. El más hábil de los hermanos. Quizás porque su destrucción ética y moral es mayor que la de los otros; quizás porque ya no tiene conciencia y no se da cuenta de lo que hace, no se. Tal vez es por eso que engaña con tanta facilidad y logra lo que sus hermanos y padres no lograron: pasar por persona decente hasta que sus víctimas no puedan ya escapar.
Respecto a los anónimos. Miren: yo expreso mis opiniones con nombre propio y dando la cara. Sí, me expongo a insultos, malas interpretaciones, rechazos, demandas, denuncias y demás. Pero no ha habido denuncias porque no ha habido mentiras ni calumnias, como en este caso tampoco las hay. No es por nobleza que este señor (como otros) no me denuncia, sino porque todo es verdad. Aun lo de los policías en El Rancho que nuestro anónimo corresponsal no vio a pesar de las vistosas chaquetas verde fosforescente. Lo demás también parece haberlo visto al revés, o mejor, lo vio como Iván quería que lo viera. Por eso espero que mis contradictores obren en consecuencia: se expresen con valentía y libertad a nombre propio, como hombres de bien y caballeros. Que den la cara por sus pensamientos y opiniones que nada les va a pasar (sobre todo si no tienen nada que esconder). No sean miedosos. Es cuestión de carácter, ¿no? Bueno, y también de hombría. ¿Verdad, señores anónimos?

Wednesday, October 14, 2009

BARRAS BRAVAS Y NO TAN BRAVAS

Hay un tema que me parece fundamental en esto del squash, y es el tema de las barras, en especial las barras en los partidos de las categorías más jóvenes como son sub 11 y sub 9. Durante el Squash Tour pasado discutía el tema con algún papá que afirmaba que lo que él hacía era tan solo “apoyar” a su hijo y que por supuesto tenía derecho a ello. Pero cuando yo veo a dos niños jugando tranquilamente, el uno solo y el otro acompañado de su papá, no le veo sentido a que el papá presente, tan pronto su hijo empieza a perder, comience a dar gritos, a animar a su hijo y a darle instrucciones a través del vidrio, a aplaudir ruidosamente lo que sea, las buenas de su hijo y las malas del contrario, etc. O que sean el papá, la mamá, la tía, la abuelita y hasta la muchacha del servicio los que se vengan a hacerle barra al partido donde el otro niño está solo y sin quien lo apoye, hasta que muchas veces termina derrotado y llorando ante la agresión de las amables barras familiares.
La verdad yo no sé si esto está permitido o no porque no soy experto en squash. Lo que si estoy seguro es de qué esto no es apoyar al hijo ni nada por el estilo. Es claramente influir en el resultado, y por supuesto, no es nada caballeroso.
¿Por qué no más bien dejar a los niños jugar su partido solos? Si quieren los papás miran calladitos. Ellos tienen la capacidad de jugar tranquilos y en paz, sin que nadie los apabulle ni los minimice, gozando su deporte por divertirse y por hacer amigos. La actitud contraria, la de intervenir, presionar y dar instrucciones al hijo da la sensación de que lo que busca es suplir a través de los triunfos del hijo lo que al papá le faltó. Quizás los triunfos que le faltaron. Y eso no está bien. Los niños tienen derecho a vivir sus propias vidas.Y recuerden: por encima de todo son niños. Así sean los rivales de su hijo, pueden estar seguros de que sienten lo mismo que él cuando salen derrotados y hay un ruidoso grupo (o un intenso papá) haciéndole barra a su rival de turno. Perder es duro, sobre todo para un niño pequeño. Perder apabullado por una intensa barra o por los gritos de un papá que con su apoyo cambió el sentido del partido, lo es mucho más.