LA MAGIA DE SARDAR

Claro, después del triunfo de la medalla de oro en Río viene el cobro y de alguna manera todos quieren parte del mérito. Así las cosas lo que sí es indudable es que la contratación de Sardar Ali Khan ha sido un gran acierto. No porque sea él quien haya hecho a los jugadores, no. Para los que los conocemos desde niños es claro que tanto Javier como Nano y Miguel Ángel vienen dedicados al squash desde su infancia, casi desde que aprendieron a caminar y han sido notorias su dedicación, su entrega y su disciplina, y sus logros, claro, además de ese algo indispensable para salir adelante: la pasión por su deporte.
Pero la llegada de Sardar parece haberles aportado lo que hacía falta para lograr los triunfos: era esa dirección, ese empujón final, esa seguridad, esa conciencia de que es posible llegar, aunado a una manera de hacer las cosas que ningún seleccionador colombiano habría podido darles. ¿Por qué? Tal vez no solo por falta de experiencia, de conocimientos y de seguridad, sino también por falta de personalidad y de independencia. Porque ninguno de nuestros entrenadores tiene ni ha tenido la personalidad ni el carácter para desarrollar un camino propio, una identidad, porque están demasiado asustados de perder el puesto, demasiado sometidos a los vaivenes e imposiciones de los dirigentes, tantas veces, más dedicados a buscar sus propios intereses y los de sus hijos, que al desarrollo del deporte.
Por todas esas razones creemos que la llegada de Sardar Ali Khan ha sido y seguramente seguirá siendo fundamental para el squash colombiano.