Tuesday, March 20, 2007

¿QUE ESCONDE ALBERTO GOMEZ?

Para sorpresa nuestra la respuesta del Dr. ALBERTO GÓMEZ, presidente de LISBOG, a nuestra solicitud de una copia de los ingresos y gastos de LISBOG durante 2006 es negativa. A pesar de ser él consciente de que esta información es pública y por tanto, nosotros y ustedes tenemos pleno derecho a su conocimiento y publicación, se ha negado explícitamente a enviarla y se ha escudado en un supuesto traslado al departamento jurídico (no sabíamos que LISBOG tuviera departamento jurídico) en una clara movida elusiva.
Varias dudas suscita esta actitud. En primer lugar, ¿qué esconde Alberto Gómez? ¿Qué es lo que teme mostrar? ¿Tiene miedo de nos enteremos de algo? En segundo lugar, si la información es pública y por lo tanto todos tenemos derecho a su conocimiento,si todo está en regla en LISBOG, ¿por qué no mostrrlo? ¿Necesita abogados para proteger aquello que hemos solicitado en el simple ejercicio de nuestro derecho ciudadano?
Obviamente una jugada como esta lo único que produce son sospechas. Si en verdad tiene la información en regla y no hay nada que esconder (como afirma), ¿por qué no enviar la información de manera que ustedes y nosotros podamos conocerla y de esa manera quede él limpio de cualquier sospecha? La única respuesta que nos llega es la obvia para todos: es presumible que existan manejos turbios, vergonzosos o peor aún, dolosos. Durante años Alberto Gómez ha manejado LISBOG a su acomodo sin rendirle cuentas a nadie. Los informes que envía a los clubes miembros (según nos han informado puesto que estamos a la espera de una copia) son de una simplicidad que raya en lo ridículo: es decir, no dicen nada. ¿O lo ocultan todo?
Muy bien. A raíz de esta situación estamos acudiendo a la CONTRALORIA DISTRITAL DE BOGOTA y al INSTITUTO DISTRITAL PARA LA RECREACION Y EL DEPORTE DE BOGOTA (IDRD) con el objeto de presentar queja formal y solicitar la correspondiente investigación como única forma de obtener lo que solicitamos. Del resultado de esta investigación estaremos informando a ustedes oportunamente. Como es de conocimiento existe un gran interés por parte de la Contraloría y de los entes del estado no solo en efectuar un control decidido del manejo de los dineros públicos, sino de hacer participes a los ciudadanos de estos procesos de control. Lo que ellos afirman y buscan y lo que nosotros tenemos que entender, es que los dineros públicos no son ni pueden ser dineros sin dueño, dineros que se manejan al acomodo de dirigentes inescrupulosos o con el objeto de lograr intereses personales, sino que son dineros nuestros, dineros de todos. Son dineros provenientes de los impuestos que pagamos y por tanto su manejo implica en los dirigentes una enorme responsabilidad que llega hasta el ámbito penal. Leamos con claridad: esa, el manejo correcto, limpio y adecuado de los dineros públicos y de las políticas deportivas es la responsabilidad de los dirigentes (y responsabilidad viene de responder que es precisamente lo que se niega a hacer Alberto Gómez). Pero eso no quiere decir que los ciudadanos no tengamos responsabilidades y derechos al respecto. Nuestra responsabilidad y nuestro derecho es el de vigilar que estos dineros (los nuestros, los de todos) no se dilapiden ni terminen en bolsillos avarientos e interesados, sino que cumplan su función y desarrollen su misión. Y esto, función y misión es lo que no vemos en esta LISBOG manejada hace bastantes años por Alberto Gómez, aunque si sabemos de manejos económicos que no cumplen objetivos.
Permítanme entonces dirigirme a Alberto Gómez a través de este medio: Respetado señor, es hora de responder. Si las cosas son limpias y claras, envíe la información solicitada y todos (empezando por usted) quedaremos tranquilos y en paz una vez la publiquemos en squashcolombia.blogspot.com y sea así en verdad de conocimiento público. Y si no es así, si hay cosas oscuras, entienda que ha llegado el momento de dar la cara y responder por su gestión y asumir las consecuencias que correspondan. No tema a la verdad. Se la debe no solo al mundo del Squash sino a Bogotá y a Colombia, y, en el fondo, a usted mismo.

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