Muy interesante lo vivido en Bucaramanga con el nuevo seleccionador, Sardar A. Khan. Aparte de los triunfos y las medallas, lo verdaderamente valioso es una actitud nueva y limpia, la búsqueda de un proceso justo y que sea garantía para los jugadores que estamos viendo de parte del técnico Paquistaní. Aunque los viejos vicios de Fedesquash siguen apareciendo como parece haber sucedido en la rama femenina con la exclusión de Karol Gonzalez, reemplazada por decisión de Fedesquash por Cristina Amaya, hija del presidente de la liga de Squash del valle en una situación todavía por aclarar, la presencia de Sardar trae un viento fresco y nuevo, que, unido al cambio de directivas en LISBOG y al sometimiento de sus viejas directivas a investigación de la fiscalía, y a los esfuerzos por constituir una nueva dirección en LISCUN, parecen brindar una nueva esperanza al squash colombiano. Una esperanza que le permita alejarse de la corrupción que arrastra desde años atrás.
Sin embargo la situación en FEDESQUASH parece no cambiar. Los directivos allí parecen seguir aferrados a su vieja manera de hacer las cosas, maniobrando para lograr sus intereses personales, sin lograr entender que la justicia y la transparencia obran en beneficio de todos, aun de ellos mismos. Sin lograr comprender que los procesos limpios son el único camino para que el deporte cumpla sus objetivos de cambio de una sociedad tan duramente apaleada como la nuestra. Por eso la nuestra es una labor de convencimiento, de convencimiento de justicia y de verdad, pero también de valor y capacidad de lucha. Porque sabemos (a veces recibimos cartas) que muchos de ustedes, que muchos de los jugadores y padres y entrenadores y muchos de los participantes del squash colombiano se han dejado amedrentar por una dirección excluyente y manipuladora para callar, para no atreverse a llamar las cosas por su nombre, para no rechazar lo injusto y lo corrupto y por tanto han terminado (¿hemos terminado?) aceptando lo inaceptable, lo que es bajo y vil y corrupto, como sucedió por años y años con LISBOG y como sucede aun con FEDESQUASH. Las exclusiones, las amenazas, el miedo al rechazo no puede, en ningún caso, ser razón para callar ante lo injusto. Eso es cobardía e indignidad y esa es una hora que debe quedar atrás en el squash en Colombia.
Por todo eso hemos solicitado a Carlos Espinal una explicación clara de lo ocurrido con la exclusión de Karol González de la selección femenina. ¿Qué está sucediendo? ¿Es un pago de viejos favores? ¿Es el pago de los votos logrados para la elección del presidente de Fedesquash lo que estamos viendo? Hay quienes piensan que buena parte de la razón por la cual Fedesquash calla ante problemas tan graves como los de LISBOG y LISCUN es precisamente esa: mientras los votos en la asamblea general de FEDESQUASH lleguen en la forma adecuada, es preferible hacerse el ciego ante la patente corrupción imperante. Por eso no nos cansaremos de hacer este llamado a los que de verdad estén interesados en el deporte en forma recta y altruista. Un llamado a ponerse de pie y a alzar la voz y llamar las cosas por su nombre y a comprometerse a seguir cambiando la situación que hemos venido viendo durante los últimos años.
Sin embargo la situación en FEDESQUASH parece no cambiar. Los directivos allí parecen seguir aferrados a su vieja manera de hacer las cosas, maniobrando para lograr sus intereses personales, sin lograr entender que la justicia y la transparencia obran en beneficio de todos, aun de ellos mismos. Sin lograr comprender que los procesos limpios son el único camino para que el deporte cumpla sus objetivos de cambio de una sociedad tan duramente apaleada como la nuestra. Por eso la nuestra es una labor de convencimiento, de convencimiento de justicia y de verdad, pero también de valor y capacidad de lucha. Porque sabemos (a veces recibimos cartas) que muchos de ustedes, que muchos de los jugadores y padres y entrenadores y muchos de los participantes del squash colombiano se han dejado amedrentar por una dirección excluyente y manipuladora para callar, para no atreverse a llamar las cosas por su nombre, para no rechazar lo injusto y lo corrupto y por tanto han terminado (¿hemos terminado?) aceptando lo inaceptable, lo que es bajo y vil y corrupto, como sucedió por años y años con LISBOG y como sucede aun con FEDESQUASH. Las exclusiones, las amenazas, el miedo al rechazo no puede, en ningún caso, ser razón para callar ante lo injusto. Eso es cobardía e indignidad y esa es una hora que debe quedar atrás en el squash en Colombia.
Por todo eso hemos solicitado a Carlos Espinal una explicación clara de lo ocurrido con la exclusión de Karol González de la selección femenina. ¿Qué está sucediendo? ¿Es un pago de viejos favores? ¿Es el pago de los votos logrados para la elección del presidente de Fedesquash lo que estamos viendo? Hay quienes piensan que buena parte de la razón por la cual Fedesquash calla ante problemas tan graves como los de LISBOG y LISCUN es precisamente esa: mientras los votos en la asamblea general de FEDESQUASH lleguen en la forma adecuada, es preferible hacerse el ciego ante la patente corrupción imperante. Por eso no nos cansaremos de hacer este llamado a los que de verdad estén interesados en el deporte en forma recta y altruista. Un llamado a ponerse de pie y a alzar la voz y llamar las cosas por su nombre y a comprometerse a seguir cambiando la situación que hemos venido viendo durante los últimos años.
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