Sunday, July 01, 2007

POR LA RENOVACION DEL SQUASH

Uno de los elementos fundamentales de la democracia es la renovación de los dirigentes. Está demostrado que el exceso de poder corrompe (hablamos de exceso tanto en tiempo como en cantidad). Esa sensación de ser indispensable que acomete a los que se perpetúan en el poder, esa especie de mesianismo que los inunda, ese sin mí nada de esto existiría, es de los más nocivo que puede existir. Y sí a este sentimiento se suman políticas de apuntalamiento en el poder (nombramiento de los amigos en los puestos claves, apalancamiento de los votos necesarios, un poco de presión sobre cualquiera que se oponga) es claro que lo que se obtiene no es nada bueno. Es tan solo una especie de tiranía sin sentido ni lógica que impide la sana renovación tanto de las políticas como de los cuadros directivos y que lleva a un anquilosamiento y a una corrupción crecientes que es lo que hemos venido demostrando en el squash colombiano. ¿Qué sentido tienen entonces estos directivos perpetuos como Carlos Espinal? ¿Cuántos años van? ¿Ocho? ¿Diez? ¿Qué sentido tiene continuar con directivos con comprobadas participaciones en escándalos de alcohol y prostitutas como Héctor Echeverri? ¿Qué sentido tiene continuar con directivos interesados fundamentalmente en privilegiar los intereses de sus hijos como Raúl Vargas y Carlos Angulo? Creo que ya es hora de decir adiós. Adios y gracias, por supuesto, y de dejar al squash en libertad de escoger a sus dirigentes, sin presiones ni intentos de imponer sucesores escogidos a dedo, ni miembros de la rosca que garanticen la continuación de políticas ya comprobadas como dañinas.

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