Thursday, November 26, 2009

NUEVAMENTE SOBRE LAS BARRAS Y SUS EFECTOS

El master de SQUASH TOUR 2009. Interesante experiencia que termina, si no estoy mal, su primer año. Valiosa experiencia que vale la pena capitalizar. Sigo pensando que le falta norte, saber bien para donde va para lograr ponerse a la altura de los torneos nacionales. Pero creo que esa es la idea.
Aparte de esto hay un tema que me interesa y me parece fundamental en este asunto del squash. Es el tema de las barras… barras destructivas, más que barras bravas. Barras destructivas del contrario, especialmente en lo que respecta a los niños de las categorías sub 9 y sub 11, los más pequeños. Y bueno, lo vamos a decir con nombre propio. Un buen ejemplo de lo que NO SE DEBE HACER es la actitud de los parientes del niño LUIS A. MANCILLA, campeón de la categoría sub 9. No solo el padre sino los demás parientes parecen creer que apoyar al niño es hacer todo lo posible por destruir moralmente al contrario… UN NIÑO DE MENOS DE 9 AÑOS. Aplausos en los momentos menos oportunos, gritos, instrucciones indebidas, todo lo que sea posible con tal de lograr que gane y que gane ojala 11-0 así el rival termine llorando y por el piso. Eso es lo que utiliza el señor Mancilla como forma de APOYO a su hijo durante los partidos. Aunque en este torneo el padre no estuvo, la actitud de sus parientes fue similar en algunos de los partidos. Lo único que les interesa es el triunfo a toda costa.
Viendo estas cosas yo me pregunto: ¿qué es lo que vienen a hacer estas personas a los torneos de squash? ¿A compensar antiguas frustraciones personales? ¿A lograr a través de los hijos lo que ellos mismos nunca lograron? ¿A buscar una especie de ubicación social, un sobresalir que no encuentran de otra forma? ¿Por qué esa tan intensa obsesión porque los hijos ganen a cualquier precio y de cualquier manera, que llega hasta no darse cuenta de que el peligroso rival es tan solo un pequeño de 7 u 8 años que, como el propio hijo, también tiene sentimientos?
La verdad creo que es hora de recordar que lo que se busca con el deporte y con estos torneos es un rato de amable esparcimiento educativo para los hijos en un ambiente cordial y honesto, y no el desfogue de obsesiones y frustraciones personales mediante actitudes agresivas y aprovechadas como las de estas barras dañinas.
Pero hay otras cosas respecto a esta familia: hemos empezado a ver al niño Luis Mancilla en compañía de su hermano pequeño y otros niños formando pequeñas bandas dedicadas a atormentar en grupo a los niños más pequeños que se encuentren por ahí solos e indefensos. ¿Qué será? ¿Será que los niños aprenden de los padres e interpretan que si el comportamiento de su padre es cobarde y aprovechado el suyo también lo puede o lo debe ser? Hijo de tigre sale pintado, dicen por ahí. Pero la cobardía y el matoneo en grupo es de lo más bajo y vil que puede practicar un niño de estas edades, y de lo más destructivo para su propia estructura moral y personal. Si así comienzan, ¿qué se puede esperar de ellos cuando crezcan?
Lo curioso es que este tipo de comportamientos los habíamos visto hace años en otros padres y sus hijos, como si lo uno fuera consecuencia de lo otro. Parece que padres abusivos en las barras producen hijos gavilleros cobardes y abusivos con los más pequeños. Lo vimos hace unos años en Raúl Vargas y su hijo Juan Camilo. Papá Vargas desarrollaba barras abusivas en los partidos infantiles y Juan Camilo y sus amigos se dedicaban a atormentar a los niños que estuvieran solos. Curioso, ¿no?
¿Será ese el camino que busca el señor Mancilla para él mismo y para su hijo?

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