A estas alturas ya no es necesario decir el apellido. Ya todos saben quién es CARLOS EL MENTIROSO.
Veamos entonces un poco de su historia. Carlos El Mentiroso fue presidente de Fedesquash durante ocho años. Reemplazó en el cargo a Edson Cortés cuando este se fue a vivir a Méjico. Durante ocho largos años manejó el squash colombiano a su antojo, como si fuera una finca personal cuyos beneficios solo compartía con sus más cercanos amigos: su jefe y mentor Sergio Rodríguez, Martha Luz Vega, Carlos Angulo, Raúl Vargas y algunos otros. Instauró una especie de régimen del terror en el cual cualquiera que se atrevió a opinar en forma distinta a ellos fue excluido no solo de cualquier participación en cargos directivos, sino también de ser seleccionado como jugador internacional, y, por supuesto, de cualquier apoyo. Presionó árbitros para que pasaran informes acomodados a sus intereses, sancionó jugadores en forma ilegal, repartió la burocracia de Fedesquash para ubicar en ella fichas claves que lo sostuvieran, apoyó a su mentor en cualquier cargo al que este quiso aspirar. Falsificó documentos, falsificó firmas de jugadores afirmando que habían recibido dineros que ellos nunca habían visto, repartió pasajes internacionales y estadías en hoteles cinco estrellas para sus amigos (y aún para los novios de las hijas de sus amigos). Y mintió. Mintió todo el tiempo.
Hace como un año, SQUASH SIN FRONTERAS terminó las investigaciones de Lisbog y Liscun, probando lo que ustedes ya saben y que obligó a los directivos a renunciar. Por lógica llamamos en seguida al prestante médico presidente de Fedesquash. Muy amablemente aceptó hablar con nosotros, así que nos reunimos en uno de los reservados del Club Rincón Grande y almorzamos con él (claro, el almuerzo lo pagamos nosotros). Hablamos. Hablamos de Lisbog y de Liscun. Preguntamos por Fedesquash y él fue enfático en afirmar que ese tipo de problemas no podían presentarse allí porque los dineros de Coldeportes no entraban a sus arcas, sino que todos los pagos se hacían directamente a los proveedores. Mentiras. Nosotros le creímos (a la gente hay que creerle, en especial a los médicos, ¿no?) Hablamos de otras inquietudes que iban desde prostitutas en los hoteles de los deportistas, jugadores dedicados días enteros a jugar en los casinos, trafico de influencias para ubicar personas en la categoría deseada, etc. El quedó de investigar e informarnos al respecto. Pasaron los meses y no volvimos a saber nada pero no investigamos porque le creímos. Finalmente el silencio se nos hizo sospechoso y resolvimos investigar Fedesquash. Fuimos a Coldeportes, contactamos gentes, presentamos derechos de petición, hicimos antesalas, colas, pedimos citas, pagamos fotocopias de documentos, investigamos, investigamos. Gastamos tiempo y dinero investigando. Y… ¡Oh Sorpresa!Descubrimos que nuestro prestante médico presidente no era otro que... Carlos El Mentiroso. ¡Qué decepción! Uno más de los muchos corruptos de este mundo. Y un mentiroso. Seguimos publicando a pesar de que nos había escrito amenazándonos. Sus amigos Raúl Vargas y El hombre Davivienda negaron los cargos. Todo se comprobó. Todo se demostró. Las mentiras, las falsificaciones, los abusos con el dinero, los tráficos de influencias, las prostitutas en los hoteles, las amenazas a los árbitros. Todo.
Esperábamos que con un resto de dignidad (que no de conciencia) Carlos renunciara. Como ocurrió en Lisbog y Liscun, como hizo Héctor Echeverri. Pero no renunció. Ni siquiera se hizo a un lado con discreción. Al contrario: organizó con sus amigos una encerrona para conservar el poder en la asamblea de Fedesquash de 2007 a pesar de no tener los votos. Y lo logró. Mediante jugada maestra crearon dos ligas de papel (solo lograron sostener una) para que votaran por ellos. Consiguieron la representación de la liga del Valle y claro, la de Antioquia es feudo personal de Sergio y Martha Luz (Antioquia, que nos da tantas cosas buenas y tantas malas). Luego negociaron al Hombre Davivienda quien en su calidad de Secretario renunciado de Lisbog tenía que firmar el acta que le diera representatividad a la nueva directiva, para que despareciera por unos días. Hasta que ya la votación estuviera en curso. y lo lograron. Concervaron el poder.
Y ahora resulta que Carlos El Mentiroso anda llamando a los miembros de las ligas de Bogotá y Cundinamarca para presionarlos. Para ejercer como… ¿cómo qué? ¿Aún como presidente? ¿Entonces Jorge Dangond qué es? ¿Una figura decorativa? ¿Alguien que pone la cara mientras ellos siguen haciendo de las suyas? ¿Con qué autoridad moral si ya todo el mundo lo conoce y ya nadie le cree? Como le cuesta soltar el poder, como le cuesta, a él y a sus amigos, que la gente pueda obrar y decidir en libertad. Pero bueno, ese es Carlos El Mentiroso, directivo profesional del squash colombiano.
Veamos entonces un poco de su historia. Carlos El Mentiroso fue presidente de Fedesquash durante ocho años. Reemplazó en el cargo a Edson Cortés cuando este se fue a vivir a Méjico. Durante ocho largos años manejó el squash colombiano a su antojo, como si fuera una finca personal cuyos beneficios solo compartía con sus más cercanos amigos: su jefe y mentor Sergio Rodríguez, Martha Luz Vega, Carlos Angulo, Raúl Vargas y algunos otros. Instauró una especie de régimen del terror en el cual cualquiera que se atrevió a opinar en forma distinta a ellos fue excluido no solo de cualquier participación en cargos directivos, sino también de ser seleccionado como jugador internacional, y, por supuesto, de cualquier apoyo. Presionó árbitros para que pasaran informes acomodados a sus intereses, sancionó jugadores en forma ilegal, repartió la burocracia de Fedesquash para ubicar en ella fichas claves que lo sostuvieran, apoyó a su mentor en cualquier cargo al que este quiso aspirar. Falsificó documentos, falsificó firmas de jugadores afirmando que habían recibido dineros que ellos nunca habían visto, repartió pasajes internacionales y estadías en hoteles cinco estrellas para sus amigos (y aún para los novios de las hijas de sus amigos). Y mintió. Mintió todo el tiempo.
Hace como un año, SQUASH SIN FRONTERAS terminó las investigaciones de Lisbog y Liscun, probando lo que ustedes ya saben y que obligó a los directivos a renunciar. Por lógica llamamos en seguida al prestante médico presidente de Fedesquash. Muy amablemente aceptó hablar con nosotros, así que nos reunimos en uno de los reservados del Club Rincón Grande y almorzamos con él (claro, el almuerzo lo pagamos nosotros). Hablamos. Hablamos de Lisbog y de Liscun. Preguntamos por Fedesquash y él fue enfático en afirmar que ese tipo de problemas no podían presentarse allí porque los dineros de Coldeportes no entraban a sus arcas, sino que todos los pagos se hacían directamente a los proveedores. Mentiras. Nosotros le creímos (a la gente hay que creerle, en especial a los médicos, ¿no?) Hablamos de otras inquietudes que iban desde prostitutas en los hoteles de los deportistas, jugadores dedicados días enteros a jugar en los casinos, trafico de influencias para ubicar personas en la categoría deseada, etc. El quedó de investigar e informarnos al respecto. Pasaron los meses y no volvimos a saber nada pero no investigamos porque le creímos. Finalmente el silencio se nos hizo sospechoso y resolvimos investigar Fedesquash. Fuimos a Coldeportes, contactamos gentes, presentamos derechos de petición, hicimos antesalas, colas, pedimos citas, pagamos fotocopias de documentos, investigamos, investigamos. Gastamos tiempo y dinero investigando. Y… ¡Oh Sorpresa!Descubrimos que nuestro prestante médico presidente no era otro que... Carlos El Mentiroso. ¡Qué decepción! Uno más de los muchos corruptos de este mundo. Y un mentiroso. Seguimos publicando a pesar de que nos había escrito amenazándonos. Sus amigos Raúl Vargas y El hombre Davivienda negaron los cargos. Todo se comprobó. Todo se demostró. Las mentiras, las falsificaciones, los abusos con el dinero, los tráficos de influencias, las prostitutas en los hoteles, las amenazas a los árbitros. Todo.
Esperábamos que con un resto de dignidad (que no de conciencia) Carlos renunciara. Como ocurrió en Lisbog y Liscun, como hizo Héctor Echeverri. Pero no renunció. Ni siquiera se hizo a un lado con discreción. Al contrario: organizó con sus amigos una encerrona para conservar el poder en la asamblea de Fedesquash de 2007 a pesar de no tener los votos. Y lo logró. Mediante jugada maestra crearon dos ligas de papel (solo lograron sostener una) para que votaran por ellos. Consiguieron la representación de la liga del Valle y claro, la de Antioquia es feudo personal de Sergio y Martha Luz (Antioquia, que nos da tantas cosas buenas y tantas malas). Luego negociaron al Hombre Davivienda quien en su calidad de Secretario renunciado de Lisbog tenía que firmar el acta que le diera representatividad a la nueva directiva, para que despareciera por unos días. Hasta que ya la votación estuviera en curso. y lo lograron. Concervaron el poder.
Y ahora resulta que Carlos El Mentiroso anda llamando a los miembros de las ligas de Bogotá y Cundinamarca para presionarlos. Para ejercer como… ¿cómo qué? ¿Aún como presidente? ¿Entonces Jorge Dangond qué es? ¿Una figura decorativa? ¿Alguien que pone la cara mientras ellos siguen haciendo de las suyas? ¿Con qué autoridad moral si ya todo el mundo lo conoce y ya nadie le cree? Como le cuesta soltar el poder, como le cuesta, a él y a sus amigos, que la gente pueda obrar y decidir en libertad. Pero bueno, ese es Carlos El Mentiroso, directivo profesional del squash colombiano.
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