Friday, May 02, 2008

DE LOS CHISMES Y LA VIDA PERSONAL EN EL SQUASH

Una de las consecuencias de hablar la verdad, de vencer el miedo a las represalias e investigar y exponer la corrupción que se descubre, es que uno deja de ser anónimo. Deja uno de ser el bonachón papá de algunos jugadores de squash para convertirse en lugar de controversia y, claro, de juicios. De juicios sobre la vida privada, eso es lo que nos llega todo el tiempo, porque nadie puede decir que nosotros, en SQUASH SIN FRONTERAS, hayamos lucrado de alguna forma el squash colombiano. Nadie puede decir que hayamos buscado posiciones directivas para lograr un beneficio personal o para beneficiar o impulsar la carrera deportiva de nuestros hijos. Nadie puede decir que hayamos viajado por cuenta del estado, o que hayamos tramitado recursos para nosotros, o que hayamos falsificado documentos de ningún tipo ni engañado a nadie. Y no lo pueden decir porque nada de esto es cierto. ¿Entonces qué hacen los corruptos y los cobardes para tratar de silenciarnos? Es muy sencillo: tratan de enlodar nuestra vida privada y las de nuestros hijos. Inventan calumnian, mienten, pero siempre escondidos, sin dar la cara.
Por estas razones me he tomado el trabajo de escribir esta especie de declaración de principios. Somos distintos, sí, eso es cierto. Pensamos, creemos y claro, vivimos distinto a la mayoría de las personas en este país (¿o en este mundo? No, no seamos tan pretensiosos). ¿Por qué? ¿Por qué tomamos un camino así? Porque en un proceso de búsqueda largo y vital, entendimos que la verdad es más importante que las apariencias, que lo valioso y profundo de esta existencia va mucho más allá de lo que se puede fingir y que no vale la pena esconderse detrás de mentiras y engaños. Y sí, tomamos por la calle del medio guiados solo por nuestras creencias y convicciones. Y dejamos un mundo entero atrás. En nuestra opinión, el mundo de las falsas convenciones morales, de las creencias vacías, de la religiosidad sin convicciones, de la prédica de una moralidad que no se vive.
Por eso somos lo que somos y lo somos a la luz. Sin engaños y sin mentiras. Si alguien quiere saber qué es verdad y qué no de los múltiples chismes que la gente cobarde hace correr sobre nuestra vida es muy sencillo: tómese el trabajo de localizarme en cualquier momento… y de preguntar. No hay nada oscuro ni vil escondido en mi vida como si lo hay en las de otros, quizás en las de los que juzgan con mayor dureza.
Por otra parte, sí hay una norma que hemos tenido el mayor cuidado de respetar: no nos metemos en las vidas privadas de las personas que investigamos. Consideramos que eso es una falta de respeto mayúscula, a menos que afecte directamente el desempeño del individuo en el área del servicio público. Por eso no nos interesa averiguar si este o aquel de los directivos de Fedesquash tiene novia o amante, o si peleó con su mujer, o si es infiel o no lo es, o si tiene problemas económicos o sexuales o religiosos o de cualquier índole personal. Eso es vida privada. Nos interesa sí, si la persona invita a su novio o novia, a su amante o a su esposa o hijos o lo que sea con recursos del squash obtenidos indebidamente. Nos interesa si la persona está beneficiando a las personas de su entorno con su posición directiva. Nos interesa si engaña y miente para lograr sus propósitos como dirigente. Porque esto nos afecta a todos y porque esto está mal. No es cuestión de creencias o convicciones. Simplemente robar, mentir, falsificar está mal y es un pésimo ejemplo para nuestros hijos deportistas. Lo demás… las vidas de cada cual le pertenece a cada cual, a sus creencias, a su forma de vivir. Seguramente todos tendremos que responder por nuestros actos más íntimos, no lo duden, pero eso es vida privada y pertenece a un fuero íntimo que ni nos corresponde ni estamos interesados en juzgar.
Y menos en un mundo tan oscuro, corrupto e hipócrita como este en el que vivimos.

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