Hay diferentes tipos de corrupciones y hay diferentes tipos de corruptos. Hay corruptos por hambre, por necesidad, por falta de oportunidades, porque no encuentran otra forma de salir adelante en la vida. No es bueno, pero es entendible y abunda en el mundo entero, no solo en Colombia. Se llama miseria.
Pero hay otras formas peores de corrupción: es la corrupción motivada por la codicia, por la ambición personal, por esa hambre de dineros, de bienes, de poder y de figuración que no se sacia con nada. Es una concupiscencia que lleva a la persona a disfrutar con obtener lo que no ha luchado, lo que no le corresponde. Eso es lo que estamos encontrando en Fedesquash. Porque, ¿será que Raúl Vargas o Jorge Dangond o Álvaro Parra de verdad necesitan el dinero del estado, el dinero que usted y yo y todos los colombianos pagamos en las cuentas del teléfono, para sobrevivir o para educar a sus hijos? ¿Será que sin esos dineros sus muchachos no podrían practicar el deporte de su predilección? Eso no es cierto y eso lo sabemos todos. Y sin embargo se desesperan por conseguir esos pesos. Intrigan, falsifican, maquinan, hacen trampas, para conseguir con que mandar gratis a sus hijos a Europa o a Norteamérica, o para que les compren una raqueta. Como si no tuvieran más posibilidades. Sin que lo necesiten. Claro, a nadie le sobran unos pesos de más, pero esto, en un país donde la pobreza de verdad, y la miseria de verdad, y el hambre de verdad abundan de una forma tan grotesca, ¿no es un poco o un mucho inmoral? ¿Que los viajes de Martha Luz o los de Sergio o los de Darío Echavarría se paguen con fondos de un estado que no puede suplir ni siquiera la educación o la salud de los más pobres y miserables no es inmoral y corrupto? ¿Qué los fondos del estado en lugar de ser usados para promover de verdad el deporte entre los que no tienen oportunidades se destinen a hoteles de lujo para directivos pudientes, a pagarles los viajes y los estudios a muchachos egresados de los mejores colegios del país no es inmoral? ¿No es corrupción?
Entonces lo que tendríamos que analizar es el por qué de estas cosas. El por qué en personas corrientes y normales que no roban ni matan, entre los que podríamos llamar los buenos de una sociedad, la gente bien, se producen estas cosas. ¿Por qué la gente de Fedesquash se aferra con tanta fuerza a esos cargos supuestamente no remunerados? ¿Por qué otros hacen cola para lograrlos, y mienten y engañan y se agachan y se vuelven hipócritas y serviles y se corrompen para obtenerlos si en realidad no necesitan el dinero? ¿Qué es lo que los atrae? ¿El tener la capacidad de obtener beneficios inmerecidos para ellos mismos y para sus relacionados? ¿El poder?
Pero hay otras formas peores de corrupción: es la corrupción motivada por la codicia, por la ambición personal, por esa hambre de dineros, de bienes, de poder y de figuración que no se sacia con nada. Es una concupiscencia que lleva a la persona a disfrutar con obtener lo que no ha luchado, lo que no le corresponde. Eso es lo que estamos encontrando en Fedesquash. Porque, ¿será que Raúl Vargas o Jorge Dangond o Álvaro Parra de verdad necesitan el dinero del estado, el dinero que usted y yo y todos los colombianos pagamos en las cuentas del teléfono, para sobrevivir o para educar a sus hijos? ¿Será que sin esos dineros sus muchachos no podrían practicar el deporte de su predilección? Eso no es cierto y eso lo sabemos todos. Y sin embargo se desesperan por conseguir esos pesos. Intrigan, falsifican, maquinan, hacen trampas, para conseguir con que mandar gratis a sus hijos a Europa o a Norteamérica, o para que les compren una raqueta. Como si no tuvieran más posibilidades. Sin que lo necesiten. Claro, a nadie le sobran unos pesos de más, pero esto, en un país donde la pobreza de verdad, y la miseria de verdad, y el hambre de verdad abundan de una forma tan grotesca, ¿no es un poco o un mucho inmoral? ¿Que los viajes de Martha Luz o los de Sergio o los de Darío Echavarría se paguen con fondos de un estado que no puede suplir ni siquiera la educación o la salud de los más pobres y miserables no es inmoral y corrupto? ¿Qué los fondos del estado en lugar de ser usados para promover de verdad el deporte entre los que no tienen oportunidades se destinen a hoteles de lujo para directivos pudientes, a pagarles los viajes y los estudios a muchachos egresados de los mejores colegios del país no es inmoral? ¿No es corrupción?
Entonces lo que tendríamos que analizar es el por qué de estas cosas. El por qué en personas corrientes y normales que no roban ni matan, entre los que podríamos llamar los buenos de una sociedad, la gente bien, se producen estas cosas. ¿Por qué la gente de Fedesquash se aferra con tanta fuerza a esos cargos supuestamente no remunerados? ¿Por qué otros hacen cola para lograrlos, y mienten y engañan y se agachan y se vuelven hipócritas y serviles y se corrompen para obtenerlos si en realidad no necesitan el dinero? ¿Qué es lo que los atrae? ¿El tener la capacidad de obtener beneficios inmerecidos para ellos mismos y para sus relacionados? ¿El poder?
El poder. Puede ser. Es que el control de estos dineros y de las instancias decisorias de la Federacion les da poder. Es con ese dinero y con los selectivos a dedo y los ascensos a dedo y sin normas con el que controlan el squash colombiano. Es así que nos han acallado y amedrentado a todos nosotros durante años. Es con ese dinero, dinero de todos, dinero que todos pagamos (si no lo creen, si se quieren indignar al saber quién paga los viajes de Sergio y Martha Luz y los otros, miren su próxima cuenta de teléfono y lo verán), con el que se sostienen en el poder y controlan a los demás. Es por eso que hacen lo que sea para obtenerlo. Porque ese dinero, ajeno y mal habido, les da poder. Ese dinero hace importantes a seres que de otra manera serian anodinos.
Eso es lo que estamos viendo y lo que viene sucediendo desde que el squash comenzó a organizarse en Colombia. Una rapiña corrupta y corruptora sobre los dineros del estado.
Eso es lo que estamos viendo y lo que viene sucediendo desde que el squash comenzó a organizarse en Colombia. Una rapiña corrupta y corruptora sobre los dineros del estado.
Y a todas estas, ¿dónde andará escondido Carlos El Mentiroso? ¿Qué maldad, qué intriga estará tramando? Porque hace días no aparece y hay personas que cuando se esconden… siempre es para tramar maldades. O será solo un trabajo de relevos: por ahora los que funcionan son El Camaleón y El Títere mientras El Mentiroso y sus amigos descansan, otros hacen cola, aprenden maldades y se preparan, y el Señor Obispo... lo dirige todo.
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