LAS CARCELES DEL ALMA

 

Qué título. Pero sí, este circo del squash es un reflejo de lo que es el hombre. Aquí las supuestas virtudes que debería enseñarnos el deporte son solo un engaño.
Creo que la mayor miseria del hombre y la que más daño causa no es otra que su propio egoísmo. Ese deseo excluyente que lo lleva a querer para sí todo lo que conoce. Esto es lo que lleva a la mentira, al engaño y a la trampa. El egoísmo. La mezquindad. Así, es con dolor que debemos reconocer que en el panorama de los dirigentes del squash colombiano casi no existe ni ha existido una persona que no sufriera de ese oscuro mal. Quizás Edson Cortés fue distinto. Algún otro. Pero de resto lo mismo de ahora. Tal vez no tan descarado como en Vargas, pero sí lo mismo. Parecen todos cortados con la misma tijera. Buscan siempre lo mismo (beneficios para sí y para sus hijos) mientras fingen interés por el squash o por los demás jugadores o por el país. Pero eso es mentira. Siempre ha sido mentira. Lo único que quieren es su propio beneficio. Pero lo que no ven es lo que esto les hace a ellos y a sus hijos. La forma como su propia mezquindad los va corroyendo, los va destruyendo sin que se den cuenta. 
Miren: no es que yo sea o me crea bueno. Al contrario. Sé de mis propios defectos. Sé de las trampas que me tienden el descontrol y la ambición. Sé de mis errores. Por eso sé también de lo terrible que es la existencia si no se tienen metas suficientemente altas que lo muevan a uno. Por eso, porque me conozco y sé quién soy, es que lucho por ir más allá. Por escapar de estas cárceles del alma en que moran los hombres.
Los hijos. Claro que los hijos son camino de liberación donde trascendemos nuestro ego. Pero es fácil que esto se vuelva contra uno cuando se tornan en parte de esa mezquindad que encarcela. Por eso es necesario descubrir que uno tiene un deber que va más allá de lo propio. Que todo ser humano tiene un deber social. Una deuda con el medio que lo rodea. Una deuda que debe llevarlo, si quiere conservar su libertad, a comprometerse en una lucha a favor de los que tienen menos que él. Menos oportunidades, sobre todo. Porque es solo en esa lucha donde el hombre encuentra su libertad. 
No es tan difícil de entender. Si uno logra alcanzar educación, conexiones, cultura, dinero, es obvio que con esos recursos y por su propia cuenta puede ofrecerle a sus hijos todo lo que necesitan. Eso hago yo, ya qué, como ustedes saben, tengo muchos hijos (no son 30 pero sí son muchos). Entonces, ¿qué tipo de inmensa monstruosidad, qué pecado sin límites comete quién, teniéndolo todo y pudiendo lograrlo todo para sus hijos por sus propios medios, utiliza para ello bienes y oportunidades públicos, comunes y del estado? ¿En qué tipo de ser deforme se convierte quién finge el servicio a los demás con el único objetivo de beneficiarse y beneficiar a sus hijos con los fondos, recursos y oportunidades dispuestos para los que no tienen posibilidades? ¿Qué castigo merecen estas personas?
Yo no lo sé, ustedes lo dirán. Pero sí sé que es indispensable destapar algo tan monstruoso. Es necesario señalarlo, así les duela a los involucrados. Por eso aquí denunciamos con pruebas arduamente conseguidas y con nombres propios a quienes hacen o han hecho esto. Y son esas denuncias la razón de su rabia y de sus ataques. El verse descubiertos y perder sus privilegios. Y recuerden, las denuncias en este blog se hacen sin ganancia distinta a la conciencia del deber cumplido recibiendo en pago ataques, calumnias, insultos, en especial de quienes no tienen el valor de dar la cara. 
Nombres revisando viejos blogs: Rodríguez, Espinal, Lucena, Angulo, Marroquín, Gómez Gómez, Mojica, Vega, Rugeles, Samper, Echeverri, Dangond... Vargas. Vargas el epítome. El culmen. Vargas el mayor de todos. El más hábil. El más astuto y el más descarado. Y sus hijos. Y los que hacen fila buscando lo mismo. Casi no hay un dirigente en el squash colombiano que no busque lo mismo. Algunos se han arrepentido. Nadie ha reparado el daño. Ni lo van a hacer. La conciencia no da para tanto. 
No acepto a ninguno de ellos como enemigo porque esto no es personal. Algunos incluso fueron amigos. Pero en aras de la verdad he tenido que hablar a riesgo de perder amigos y ganar enemigos. Quizás porque alguien tenía que hacerlo. Quizás porque los demás lo sabían pero tenían miedo de las consecuencias. Y esto no me hace bueno ni mejor que nadie. Tal vez lo que pasa es que di pasos que no se pueden desandar porque la verdad atrapa como atrapan por el otro lado la mentira y la perversión.
Y yo decidí escoger un bando, un lado en esta lucha y a cualquier precio: el lado de la verdad.
Por eso yo no escribo contra nadie.
Solo digo la verdad.