UN PADRE QUE CORROMPE A SUS HIJOS

A ver. No es que lo que hace Raúl Vargas de sacar sus hijos adelante y procurar que reciban lo mejor de la vida sea malo en sí. No. Eso es apenas natural y lógico y lo hacen todos los padres decentes. Además es indudable que sus dos hijos son talentosos jugadores de squash que han ganado con su esfuerzo muchos de sus logros. 
Ese no es el problema. El problema, y lo que hace inmoral e indigna la actitud de los Vargas, es que Raúl se vale y se ha valido de su posición como presidente de Fedesquash para promover, favorecer y formar a sus dos hijos. Los ha llenado de privilegios que ningún otro jugador en Colombia tiene. Además lo ha hecho prácticamente en exclusiva. Es decir, a los UNICOS jugadores que Raúl promueve y los únicos que le interesan son sus hijos. Los demás son adornos alrededor de ellos. Por eso no hay jugadores nuevos de nivel pasable en el squash colombiano y los que surjan surgirán no gracias a Fedesquah, sino a pesar de Fedesquash. Por eso los torneos languidecen y las categorías desaparecen. Por eso no hay nuevos Miguel Angel, ni Santiago Montoya, ni Nano Samper ni nadie que se les parezca. No lo duden, bajo la presidencia de Raúl Vargas los recursos del estado y los recursos públicos no van a quienes los necesitan sino a quienes tienen el poder: es decir, a él mismo y a sus hijos. Y es por eso debemos considerar a Raúl Vargas el peor presidente que ha tenido Fedesquash, no solo el de menos logros (salvo la promoción de sus dos hijos) sino el que más daño ha hecho al squash colombiano, convirtiéndolo en una dependencia de los intereses de su familia. Sí, peor que mediocres como Dangond y peor que mentirosos y tramposos como Carlos Espinal.
Por eso estos Vargas, a pesar de sus logros y de su buen nivel deportivo, han sido y son verdaderos depredadores del squash colombiano y de sus instituciones. Y aquí hay un punto que es fundamental tener en cuenta: la responsabilidad moral de lo que está ocurriendo no solo le corresponde al padre. Le corresponde a los hijos, ya que son ellos quienes se benefician, en silencio cómplice y cobarde, de la inmoralidad de su padre. Sí, es indudable que el ejemplo de Raúl los convierte en seres como él. Seres amorales que se disfrazan de personas de bien, de personas correctas y decentes. Por eso es cada vez más claro que el problema de los países como Colombia, y tal vez del mundo en su totalidad, no está en los malos, en los asesinos ladrones y violadores que finalmente son pocos. Está en los que se suponen buenos, los que tienen y han tenido todas las posibilidades que la sociedad, pero obran como Raúl Vargas. Estos son los muchos. Estos son mayoría. Estos y los que callan y aprueban.
Sí, Raúl Vargas es un padre que corrompe y ha corrompido a sus hijos para lograr sus objetivos. ¿El precio de ser un buen deportista? 
Es Colombia.
Es Fedesquash.
Son los Vargas.