Saturday, October 29, 2011

UN SISTEMA PERVERSO

No es fácil saber por donde seguir en este camino. Creo que no es fácil tampoco para ustedes. Mi impresión ya de años de averiguar, investigar y escuchar sobre este tema del squash me lleva a conclusiones muy difíciles. La gente a veces se queja de un tono muy duro (por decirlo de alguna manera) en estas columnas. No era esa la intención ni fue así en un principio. Lo que pasó fue que encontramos demasiadas cosas feas y torcidas en este camino. Cosas que no esperábamos. Sospechábamos, sí, un manejo interesado por parte de los encargados. Sentíamos que había cosas oscuras, cosas escondidas que no se podían ver. Pensábamos que lo que nos mostraban no era el fondo de las cosas. Pero en realidad no llegamos siquiera a intuir dónde estábamos metidos y hasta qué punto las cosas estaban mal. 
Fue eso lo que nos dio el tono. El descubrir los engaños y las mentiras. Descubrir como todo estaba siendo manejado para el beneficio de unos pocos. De los dirigentes. Y además a partir de trampas y falsedades. Y lo más grave del asunto es que no era una cuestión ocasional. Era una especie de sistema general perverso que los dirigentes se transmitían unos a otros. Se enseñaban unos a otros e iban permeando a los recién llegados. Casi sin que se dieran cuenta. A todos los que se quedaban. Solo unos poco salían corriendo en silencio. Como asqueados, pero sin saber bien por qué. Huyendo de un sistema perverso para no corromperse, quizás.
Así se construyó el squash mientras los demás, ustedes, nosotros, simplemente aprendíamos a jugar. Inocentemente llevábamos a nuestros hijos a entrenar, a competir, pensando que las oportunidades eran las mismas para todos. Creyendo que íbamos a recibir apoyo generoso de dirigentes interesados en que todos creciéramos. Pensando que todo era transparente y que los problemas se solucionaban entre amigos, con normas claras y limpias, sin saber lo que estaba pasando de verdad. Luego, cuando todo fue apareciendo, vino la decepción. Y el deseo de salir. De buscar un mundo mejor porque eso no era lo que queríamos que aprendieran nuestros hijos. Queríamos que aprendieran valor y coraje, honestidad y generosidad, entrega y persistencia. Servicio a los demás, no ambición y codicia, mentira trampa e hipocresía, ni cobardía, ni sometimiento a lo innoble por interés. Por recibir unas migajas. Queríamos enseñarles que para tener una buena vida es necesaria la entrega decidida a metas más altas que la mezquindad y el egoísmo. Que se existe con un propósito más grande que satisfacerse a sí mismo y a una pocos cercanos. Que la vida tiene un sentido grande, generoso, valiente.
Pero nada de esto lo enseñaba el squash. Lo transformaron en algo mezquino y cobarde donde solo valen los intereses personales. Dónde lo que interesa es surgir a cualquier precio. Dónde viajar y comer vale más que ser. Donde el servicio es una mentira y la generosidad un engaño. Donde para prosperar hay que someterse a lo que se desprecia porque es malo y mezquino. 
Descubrimos un mundo triste. Un mundo que no queríamos para nuestros hijos. 
Por eso hoy les pregunto a ustedes, a los jugadores, a los padres y a los entrenadores. Sí, les pregunto a Javier y a Eric y a Miguel Angel, y a todos los demás: ¿es este el mundo que quieren para ustedes y para sus hijos? ¿Es este el legado que quieren dejarles? Y si no es así, ¿por qué callan? ¿Tienen miedo de que los hagan a un lado como han hecho con las jugadoras de Santander? ¿No es eso tan mezquino y cobarde de parte de ustedes como lo que hacen los otros? ¿Acaso el silencio no los convierte en cómplices? 



Una aclaración: la carta del presidente de la Liga de Santander fue publicada sin fecha y generó confusión dado que ha habido un cambio de directivas. La fecha correcta que aparece es Agosto 15 2011.

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